La reunión de Trump y el CEO de Nvidia agita los mercados

La semana pasada, Jensen Huang, máximo ejecutivo de Nvidia, mantuvo un encuentro en Washington con el expresidente Donald Trump y varios senadores republicanos. Este evento ha generado un notable revuelo en el sector tecnológico, centrando la atención en dos asuntos críticos: las restricciones a la exportación de chips de inteligencia artificial hacia China y el grado de regulación que Estados Unidos debe imponer al comercio global de semiconductores. En un contexto donde Nvidia defiende su competitividad, la posible aprobación de nuevas leyes amenaza con ralentizar su negocio. A esto se suma la incertidumbre sobre un megacontrato con OpenAI valorado en 100.000 millones de dólares, en un panorama donde la competencia no ceja en su empeño.

El fundador de Nvidia participó en conversaciones a puerta cerrada con Trump y el Comité Bancario del Senado. El tema central fue el controvertido GAIN AI Act, una propuesta legislativa que, de ser aprobada, obligaría a los fabricantes de chips a dar prioridad a las empresas estadounidenses antes de poder vender a países como China. Huang se mostró partidario de establecer ciertos controles a la exportación, pero lanzó una advertencia clara: un exceso de regulación podría ser contraproducente.

En su opinión, el mencionado proyecto de ley resulta "aún más perjudicial para los intereses de Estados Unidos" que iniciativas anteriores. Su principal preocupación es que unas normas excesivamente estrictas acaben frenando a las compañías norteamericanas en la carrera global por la IA, permitiendo que competidores de Asia y Europa avancen sin obstáculos. Huang también criticó la fragmentación normativa, abogando por la creación de un estándar federal único que evite la existencia de 50 marcos regulatorios diferentes en el país, una postura ampliamente compartida en la industria tecnológica.

El acuerdo faraónico con OpenAI sigue sin firmar

Por otro lado, la situación respecto al posible mega-acuerdo con OpenAI permanece en el aire. Colette Kress, directora financiera de Nvidia, confirmó en la UBS Global Technology and AI Conference que el contrato, que podría alcanzar los 100.000 millones de dólares, aún no se ha materializado. Este monumental negocio implicaría el despliegue de sistemas Nvidia con una capacidad de al menos 10 gigavatios para la infraestructura de próxima generación de OpenAI.

Kress aclaró que los 500.000 millones de dólares en pedidos de chips ya anunciados para 2026 no incluyen este potencial acuerdo con OpenAI. Asimismo, la posible inversión de hasta 10.000 millones de dólares en Anthropic, rival de OpenAI, podría inflar aún más el libro de pedidos de Nvidia una vez se concrete.

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Dominio tecnológico y nubes en el horizonte

En el ámbito técnico, Nvidia sigue demostrando su poderío. Su nueva arquitectura Blackwell, con las GPU GB200 NVL72, promete un rendimiento hasta diez veces superior en modelos de IA del tipo Mixture of Experts (MoE) en comparación con la generación anterior, Hopper. Dado que los modelos de IA más avanzados están adoptando arquitecturas MoE, esto otorga a la compañía una ventaja tecnológica significativa.

Sin embargo, las amenazas competitivas son reales y crecientes. Las Unidades de Procesamiento Tensorial (TPU) de Alphabet se perfilan como un rival formidable. El modelo Gemini-3 de Google se entrenó exclusivamente con TPUs, logrando resultados que desafían la oferta de Nvidia. Según informes, Meta planea comprar TPUs por valor de miles de millones a partir de 2027, mientras que Anthropic tiene acceso a hasta un millón de estas unidades a través de Google Cloud.

División en Wall Street: ¿Máximos históricos o corrección?

La comunidad inversora muestra opiniones encontradas sobre el futuro de la acción. Morgan Stanley ha elevado su precio objetivo a 250 dólares, lo que implica un potencial alcista de más del 40%. Sus analistas destacan una aceleración en el crecimiento de los ingresos y una demanda excepcional por los chips Blackwell.

En el extremo opuesto, Seaport Research Partners mantiene su recomendación de vender, siendo la única firma relevante de Wall Street en esta posición. El analista Jay Goldberg señala la intensificación de la presión competitiva y ciertos acuerdos financieros cuestionables que, en su opinión, no se reflejan completamente en los resultados actuales. Su precio objetivo de 140 dólares sugiere un importante riesgo a la baja.

El mercado de chips para IA continúa su expansión a un ritmo vertiginoso. No obstante, la cuestión clave para los inversores sigue siendo si Nvidia podrá defender su dominio frente al avance de los chips propios de los hyperscalers y la creciente gama de productos de AMD.

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