La apuesta energética de Alphabet: Adquisición clave para el futuro de la IA

En la carrera global por la supremacía en inteligencia artificial, el acceso a energía abundante y asequible se ha convertido en el nuevo campo de batalla. Alphabet, la matriz de Google, acaba de realizar un movimiento estratégico de primer orden al acordar la compra del desarrollador estadounidense de energía y centros de datos, Intersect Power, por 4.750 millones de dólares en efectivo, asumiendo además sus deudas existentes.

Esta operación, una de las más significativas de la compañía en infraestructura, no se centra únicamente en capacidad de computación. Su objetivo principal es asegurar el suministro eléctrico a gran escala necesario para alimentar las demandas exponenciales de sus sistemas de IA.

El anuncio llega en un momento de inversión récord en el sector. Según datos de S&P, en 2025 se han invertido 61.000 millones de dólares a nivel mundial en centros de datos, un boom impulsado por la IA. Las consecuencias sobre las redes eléctricas son ya palpables: en Estados Unidos, estos centros consumen actualmente alrededor del 6% de la electricidad nacional, y se estima que esta cifra podría escalar hasta aproximadamente el 11% para 2030.

Consultoras como McKinsey proyectan que la industria necesitará inversiones cercanas a los 6,7 billones de dólares para 2030. El consumo eléctrico global de los centros de datos, de 415 TWh en 2024, podría más que duplicarse, alcanzando los 945 TWh en 2030. Este panorama convierte el control de la energía en un factor crítico de competitividad.

Los detalles estratégicos de la operación

Con esta adquisición, Alphabet no solo compra proyectos, sino capacidades. La compañía se hace con:

• La plataforma de desarrollo y el equipo humano de Intersect Power.
• Varios gigavatios de proyectos energéticos y de centros de datos en fase de planificación o construcción.
• Proyectos en desarrollo ya vinculados contractualmente a Google.
• Aproximadamente 7,5 gigavatios de capacidad solar y de almacenamiento en operación.
• Otros 8 gigavatios adicionales en cartera de desarrollo.
• Acceso a activos energéticos valorados en unos 15.000 millones de dólares en Estados Unidos, ya operativos o en construcción.

No todos los activos de Intersect cambiarán de manos. Los existentes en Texas, junto con los proyectos en curso y planificados en California que sirven a otros clientes, permanecerán en una entidad separada, respaldada por inversores como TPG Rise Climate, Climate Adaptive Infrastructure y Greenbelt Capital Partners.

Tras la transacción, que se espera concluya en la primera mitad de 2026 pendiente de aprobaciones regulatorias, Intersect Power continuará operando como una unidad bajo su marca actual. Su fundador y CEO, Sheldon Kimber, seguirá al frente, coordinándose estrechamente con los equipos de infraestructura técnica de Google.

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Más allá de ser un simple cliente

El movimiento representa un cambio de modelo para Alphabet. La compañía deja de ser únicamente un gran consumidor de electricidad para convertirse también en su propio proveedor para sus centros de datos hyperscale. Esto le otorga un control directo sobre la planificación, el diseño y la integración de los proyectos, alineándolos con su hoja de ruta de IA.

Sundar Pichai, CEO de Alphabet y Google, ha subrayado que Intersect ayudará a expandir capacidades con mayor rapidez, a construir plantas de generación en paralelo con los centros de datos y a desarrollar soluciones energéticas innovadoras. Por su parte, Kimber ha definido la infraestructura moderna como el "componente clave de la competitividad estadounidense en IA".

Ventajas competitivas y regulatorias

La compra otorga a Alphabet una ventaja tangible en un panorama competitivo feroz. Mientras OpenAI ha asegurado compromisos por más de 1,4 billones de dólares para futuros proyectos de infraestructura, otros rivales, como Amazon, enfrentan obstáculos prácticos, como la reciente retirada de un anticipo de 150 millones de dólares para un proyecto de centro de datos de 11 gigavatios debido a problemas para asegurar energía.

Además, existe un beneficio regulatorio. Como explica el analista Ben Hertz-Shargel de Wood Mackenzie, los esquemas donde un tercero suministra energía a un centro de datos de Google pueden interpretarse localmente como una violación de los monopolios de las utilities. Al generar su propia energía, Alphabet mitiga estas restricciones, lo que podría agilizar los procesos de permisos y ofrecer mayor libertad para elegir nuevas ubicaciones.

Solidez financiera para una apuesta ambiciosa

Alphabet aborda esta inversión desde una posición de fortaleza. En el tercer trimestre de 2025, el conglomerado reportó:

• Ingresos consolidados de 102.300 millones de dólares, un aumento del 16% interanual.
• Ingresos por Google Cloud de 15.200 millones de dólares, creciendo un 34%.
• Un beneficio operativo de 31.200 millones de dólares.
• Un beneficio neto de 35.000 millones de dólares, un 33% superior al del año anterior.

Paralelamente, la compañía ha revisado al alza su previsión de gastos de capital (Capex) para 2025, situándola ahora entre 91.000 y 93.000 millones de dólares. Una parte sustancial de esta cifra se destina a la expansión de la infraestructura de IA: centros de datos, redes y, ahora, activos energéticos.

El mercado ha recibido bien esta estrategia de crecimiento. La acción de Alphabet ha subido aproximadamente un 40% en los últimos doce meses y alrededor de un 42% desde principios de año, cotizando actualmente a solo un 6% de su máximo de los últimos 52 semanas.

Conclusión: Gestionar el cuello de botella

Esta operación refleja una nueva realidad en la industria tecnológica. El cuello de botella en la carrera de la IA ya no son solo los chips o el software, sino la energía. Al controlar activos energéticos directamente, en lugar de depender únicamente de contratos de suministro, Alphabet gana flexibilidad estratégica para construir infraestructura donde y cuando se necesite, sorteando las limitaciones de las redes eléctricas tradicionales. En un mercado de crecimiento explosivo, esta autonomía podría convertirse en su ventaja decisiva.

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