Fiserv: Los ejecutivos apuestan por su propia compañía en un momento crítico

Tras un año desastroso en bolsa, con una caída cercana al 67% en el valor de sus títulos, la dirección de Fiserv ha enviado una potente señal al mercado. Mientras los inversores aún se recuperan del desplome, dos altos directivos han invertido más de 1,5 millones de dólares en adquirir acciones de la empresa. ¿Significa esto que el castigado gigante fintech ha tocado fondo?

El contexto de estas operaciones no podría ser más complicado. Fiserv se ha convertido en 2025 en el valor con peor desempeño de todo el S&P 500, por un amplio margen. Desde sus máximos, próximos a los 238 dólares por acción, el precio se ha desplomado hasta cotizar en un rango entre los 60 y los 70 dólares.

El detonante del último episodio de ventas masivas fue un drástico "reinicio" a finales de octubre. La compañía se vio obligada a recortar de forma severa sus previsiones: el crecimiento orgánico de ingresos, que originalmente se esperaba fuera de hasta un 12%, se revisó a la baja hasta solo un 3,5%-4%. Las expectativas de beneficio también fueron recortadas sustancialmente. El consejero delegado, Mike Lyons, admitió sin ambages que los resultados no estaban a la altura de las expectativas propias ni de las de los grupos de interés.

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Millones en juego: una apuesta de los insiders

En medio de este panorama, los movimientos de los directivos han captado toda la atención. El director financiero, Paul Todd, aprovechó los bajos niveles de cotización del lunes para realizar una compra valorada en aproximadamente 1,06 millones de dólares, incrementando así su participación en más del triple.

No fue el único. El consejero general, Adam Rosman, siguió sus pasos al día siguiente, adquiriendo títulos por un valor de casi medio millón de dólares. La reacción del mercado fue inmediata y notable: el miércoles, las acciones subieron casi un 6%, registrando su mayor avance intradía desde junio. No obstante, la volatilidad persistió, y el jueves el precio consolidó ligeramente alrededor de los 66 dólares, un movimiento que refleja la continua nerviosidad entre los participantes.

El escepticismo persiste en Wall Street

A pesar del contundente gesto de confianza por parte de la cúpula directiva, la comunidad analítica mantiene una postura cautelosa. Expertos de Bernstein, al rebajar su recomendación, señalaron que se ha perdido la confianza en la predictibilidad de las métricas financieras de la empresa, incluso aunque las nuevas previsiones parezcan un intento radical de reinicio por parte de la dirección.

Desde Mizuho, calificaron la situación como una "tormenta perfecta", resultado de la combinación de factores externos y errores internos en la gestión de precios y el control de costes. El mensaje es claro: para que se produzca un cambio de tendencia sostenible, el recién formado equipo directivo debe demostrar ahora que puede cumplir de manera fiable con las expectativas, ya drásticamente reducidas, y que lo peor de la crisis operativa ha quedado atrás.

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